“La minería chilena enfrenta la necesidad de reconvertirse; San Juan puede iniciar sus proyectos con una nueva mirada”

La asesora en comunicación y relaciones institucionales Carolina Laumann analizó los desafíos hídricos, tecnológicos y sociales del sector, tras participar en Antofagasta del encuentro internacional “Water Stewardship – Antofagasta 2025”, organizado por la University of British Columbia.

La especialista en comunicación y relaciones institucionales, Carolina Laumann, compartió las principales conclusiones del encuentro internacional “Water Stewardship – Antofagasta 2025”, una instancia de capacitación organizada por BRIMM, el Instituto Bradshaw para la investigación de minerales y metales perteneciente a la University of British Columbia. Durante dos jornadas, técnicos, académicos y referentes del sector minero debatieron sobre nuevos enfoques de gestión hídrica aplicados a actividades extractivas y productivas.

El concepto de Water Stewardship —sin una traducción literal al español— se orienta a una gestión responsable del recurso hídrico, incorporando no solo indicadores técnicos sino también una mirada social y humana. Laumann explicó que esta evolución en el enfoque implica analizar no solo datos y consumos de agua, sino también las dinámicas que se generan en los territorios, las comunidades y las cuencas donde operan las empresas.

Uno de los ejes centrales del encuentro fue el abordaje por cuencas. Según detalló, ya no basta con analizar un curso de agua de forma aislada: la planificación debe incluir a productores agrícolas, empresas de diversos rubros, comunidades y gobiernos locales. La discusión abarca impactos, beneficios, riesgos y la necesidad de coordinar decisiones en espacios comunes, donde confluyen distintos actores con capacidades y responsabilidades diferentes.

Laumann destacó que Chile, con su larga trayectoria minera, atraviesa hoy un escenario de transformación. Los nuevos proyectos enfrentan la exigencia de no utilizar agua continental, una medida que implica desafíos económicos y técnicos, pero que también abre oportunidades para repensar modelos de abastecimiento. En ese contexto, remarcó que la ingeniería y los avances tecnológicos —incluyendo la inteligencia artificial— permiten soluciones que hasta hace pocos años parecían inalcanzables.

Durante las jornadas también se debatió sobre el “costo del agua”, los mecanismos de gobernanza hídrica y la importancia de compartir información entre empresas, instituciones y organismos públicos. La especialista señaló que uno de los principales obstáculos históricos para el trabajo conjunto fueron las estrictas cláusulas de confidencialidad, aunque actualmente comienza a crecer una tendencia hacia el intercambio abierto de datos con el objetivo de fortalecer la toma de decisiones.

Otro de los puntos sobresalientes fue la experiencia de Antofagasta. Con aproximadamente 700.000 habitantes —una cifra comparable a la de San Juan— la ciudad se abastece hoy casi por completo de agua desalinizada. Este dato genera interrogantes sobre la posibilidad de aplicar modelos similares en la Argentina, aunque condicionados por la distancia al mar, los desniveles geográficos y la necesidad de atravesar territorio chileno en caso de proyectos de gran escala.

Respecto al futuro de la actividad minera local, Laumann señaló que Chile observa con interés el desarrollo de San Juan. A diferencia del país vecino, donde muchos procesos requieren reconversión, la provincia puede iniciar nuevos proyectos incorporando desde el origen los estándares actuales de gestión hídrica, sostenibilidad y participación social. Para ello, consideró fundamental fortalecer el liderazgo, la comunicación estratégica y la cooperación entre empresas, instituciones y provincias.

Por último, subrayó que el sector minero mantiene actualmente un diálogo interno más fluido que en etapas anteriores y que la cooperación internacional crece a partir de la necesidad global de asegurar suministros de minerales críticos. Europa, por ejemplo, ya observa a San Juan como un territorio clave para reducir riesgos en sus cadenas de abastecimiento.

Según Laumann, los desafíos futuros requieren integrar conocimiento técnico, procesos humanos, comunicación responsable y una visión compartida del manejo del agua como recurso estratégico. “La oportunidad está a la vista —planteó—. Lo importante ahora es construirla entre todos”.