Milei busca consolidarse como único líder nacional mientras Cristina Kirchner resiste para mantener el control del PJ

Con un peronismo en crisis interna y un PRO debilitado, el presidente Javier Milei avanza estratégicamente sobre aliados y opositores. Mientras tanto, Cristina Fernández de Kirchner, acorralada judicialmente, busca preservar su influencia en el Partido Justicialista.

14 de junio de 2025

La política argentina atraviesa una etapa de redefiniciones profundas. Con un Partido Justicialista (PJ) fragmentado y un PRO en franca retirada, el presidente Javier Milei parece haber alcanzado uno de sus principales objetivos: convertirse en el único líder nacional. Su avance se da en medio de una reconfiguración del espectro político, que se ha desplazado hacia la derecha, dejando sin representación efectiva al centro político y con una porción significativa del electorado fuera del proceso electoral.

Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner enfrenta un escenario complejo. La Corte Suprema dictó su inhabilitación, truncando su posible candidatura. A pesar de ello, presentó una medida cautelar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el objetivo de continuar participando en política y evitar una eventual detención. Esta maniobra también busca sostener la expectativa de su vigencia política dentro del justicialismo.

Durante una reunión reciente del PJ, José Mayans simbolizó el vacío de poder al declarar que “nadie ocupará la presidencia del partido hasta que vuelva Cristina”, colocando un almohadón en señal de espera. No obstante, dentro del peronismo comenzó a instalarse la idea de una renovación. Algunos sectores plantean la necesidad de construir un nuevo justicialismo, más amplio y menos dogmático, con la intención de sobrevivir políticamente en 2025 y proyectarse como alternativa en 2027.

En la misma reunión, encabezada por referentes del partido y con la participación de Sergio Massa, se decidió convocar a una gran movilización para acompañar a la exmandataria cuando se presente en los tribunales de Comodoro Py. Si bien nadie discute su rol histórico como líder del PJ, crece el debate interno sobre la necesidad de un nuevo liderazgo con un discurso menos sectario.

Milei, en tanto, continúa su estrategia de expansión. En la provincia de Buenos Aires, su hermana Karina Milei y Sebastián Pareja definieron que las listas serán exclusivas de La Libertad Avanza, sin símbolos ni participación visible del PRO, que quedaría relegado a un rol secundario. Este mismo criterio se aplica en otras provincias, donde se exige a los partidos aliados que renuncien a sus nombres para evitar compartir protagonismo electoral.

Los contactos con gobernadores radicales han generado tensión. A través de Karina Milei y Lule Menem, se ofreció a la UCR integrar las listas, pero sin conservar su identidad partidaria. La propuesta fue rechazada, tanto por razones de representación como por el riesgo de perder la personería jurídica, especialmente en distritos donde el radicalismo gobierna.

Aunque desde el oficialismo se intentó demorar el fallo de la Corte Suprema que inhabilitó a Cristina hasta después de las elecciones, la condena se concretó. Sin embargo, lejos de perjudicar al Gobierno, la decisión podría favorecerlo en la Tercera Sección Electoral, donde la exmandataria conserva un fuerte caudal de votos.

Cristina Kirchner, sin embargo, no se da por vencida. Su pedido ante la Comisión Interamericana tiene un doble propósito: lograr habilitación electoral y sostener su protagonismo político, evitando ceder espacio a figuras como Axel Kicillof o Sergio Massa. Acorralada judicialmente, apuesta a mantener su estructura territorial y la fidelidad de la militancia.

Una incógnita central sigue sin resolverse: quién representará al 50% del electorado que decidió no participar en las últimas elecciones. Ese sector, hoy sin referentes claros, permanece al margen del debate político.

En paralelo, el Gobierno celebra una baja inflacionaria que ronda el 1,5%, gracias a una política de ajuste fiscal, control del gasto, freno al consumo y ancla cambiaria.

Para sostener este equilibrio, el Ministerio de Economía optó por fortalecer reservas a través de endeudamiento externo en lugar de compras directas de dólares. Se emitieron bonos por 7.000 millones de dólares y se firmó un préstamo repo por otros 2.000 millones.

Además, avanza un proyecto en Diputados que promueve la exteriorización de capitales informales, aunque su aprobación podría demorar. La propuesta excluye a grandes contribuyentes y monotributistas del nuevo régimen simplificado de Ganancias, mientras que ofrece incentivos fiscales a sectores medios.

Otra medida destacada permite la entrada y salida irrestricta de capitales especulativos, siempre que se destinen a inversiones en bonos. Todo el esquema económico actual parece orientado a sostener la baja de la inflación, considerada por el Gobierno como el principal problema estructural del país.