Navidad en Veladero. Cuando el compañerismo se convierte en familia [FOTOS & VIDEO]
- Diario Libre

- 6 ene
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En el corazón de Veladero, la celebración navideña une a los trabajadores mineros y al personal gastronómico en una noche inolvidable, marcada por la emoción, la nostalgia y la hermandad.

Es semana de Navidad y con Maxi emprendemos un viaje cargado de recuerdos y emociones. Nuestro destino es el campamento Los Amarillos, en Veladero, un lugar que alguna vez fue nuestro hogar lejos de casa. Al llegar, el cansancio es visible en los rostros de los hombres y mujeres que, como nosotros, han dejado atrás a sus familias para trabajar en la inmensidad de la alta montaña. En esta época del año, la distancia pesa el doble, y las emociones se multiplican.
El personal administrativo nos recibe y asigna nuestra habitación en el módulo B7. En el trayecto, los reencuentros comienzan a florecer, saludamos a antiguos compañeros de la empresa Aramark, mientras el equipo de Huarpe nos revisa el equipamiento con la meticulosidad que demanda la seguridad del lugar.

Llega la noche de Navidad y nos dirigimos al comedor Los Amarillos. Al cruzar sus puertas, una decoración cálida y sorprendente nos deja sin palabras. El ambiente, cuidadosamente preparado, despierta una mezcla de nostalgia y alegría. Los compañeros de Aramark nos reciben con empanadas y jugos naturales, marcando el inicio de una velada especial.
Recorremos las diferentes islas gastronómicas de este amplio comedor de 80 metros, abrazándonos con aquellos amigos que, durante años, fueron nuestra familia en la montaña. Porque eso es lo que se forja aquí, una hermandad, un vínculo inquebrantable nacido de la convivencia y el esfuerzo compartido.

Pronto, trabajadores de todas las empresas se suman a la celebración. La variedad gastronómica es deslumbrante, cientos de opciones, aromas y sabores preparados con dedicación para hacer de esta cena algo memorable. Al terminar el banquete, nos dirigimos al gimnasio, convertido en un polideportivo festivo. La música en vivo llena el ambiente, mientras la mesa dulce, obra del repostero de Aramark, nos conquista con sus delicias irresistibles.

Pero la celebración no termina allí. A 15 kilómetros, en la zona del Truck Shop, otra parte del equipo se encuentra disfrutando de su propia fiesta navideña. El frío cala los huesos, pero no es rival para la calidez de nuestros compañeros. Con camperas prestadas de esos amigos verdaderos que quedaron en la montaña y abrazos sinceros, volvemos a sentirnos en casa, recordando que en Veladero, la verdadera riqueza está en las personas que nos acompañan.
A la medianoche, el reloj marca las 00:00 y, junto a Maxi, nos sumergimos en un abrazo profundo, de colegas, de hermanos. La emoción es palpable, un reflejo de la conexión que aún nos une a este lugar. Como broche final, nuestros amigos de Aramark nos sirven un helado de chocolate como postre, y con él, un gesto aún más dulce, ese abrazo cálido y familiero, como si nunca nos hubiéramos ido, como si aún fuéramos parte de su equipo, de su familia.
La noche culmina a las 00:30. Poco a poco, el comedor se vacía y cada trabajador se retira a su habitación. Algunos aprovechan la señal para hacer una videollamada y saludar a sus seres queridos en la distancia. Pero el descanso es breve, a las 5:00 de la mañana, suena la alarma porque hay que trabajar. Así es la vida en la minería, 24 horas al día, 365 días al año, sin feriados, sin pausas, lejos de todo, pero siempre juntos, la gran familia minera de Veladero.

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