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Se despertó el gigante dormido: Tudcum se moviliza en lucha por una mejor calidad de vida. ¿Se suma Las Flores también?

  • Foto del escritor: Diario Libre
    Diario Libre
  • 28 mar
  • 4 Min. de lectura

Vecinos de Tudcum realizaron un vocinazo en Rodeo para exigir respuestas a la gestión municipal. Denuncian abandono, precariedad y desinterés por parte de las autoridades. La indignación crece y ya hay ecos en otras localidades. Mientras tanto, Rodeo sigue inmóvil, indiferente a su propio deterioro.

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La paciencia de Tudcum se agotó. Este viernes, desde temprano, decenas de vecinos se autoconvocaron en la plaza San Roque, impulsados por un sentimiento común, la bronca ante el olvido al que los ha sometido la gestión municipal. El cansancio de promesas incumplidas, de servicios básicos deficientes y de un municipio que parece haber dado la espalda a sus compromisos, terminó por explotar en una movilización que no pasó desapercibida. Lo que comenzó como un encuentro local, rápidamente se transformó en una caravana que se dirigió hasta Rodeo, con bocinazos, pancartas y un mensaje claro, Tudcum exige respuestas y soluciones inmediatas.


La manifestación creció en número y en fuerza a medida que avanzaba la mañana. Con la salida de los docentes de sus turnos de trabajo, más personas se sumaron a la protesta, dándole aún más volumen a un reclamo que no es nuevo, pero que ahora parece haber alcanzado un punto de quiebre. Al llegar al edificio municipal en Rodeo, los manifestantes esperaban ser escuchados, pero lo que encontraron fue una estrategia predecible de la gestión: el intendente ofreció recibir solo a un grupo de representantes en su despacho, un intento burdo por diluir la protesta y evitar dar la cara ante la comunidad en su conjunto.

Sin embargo, los vecinos no cayeron en la trampa. Con firmeza, rechazaron la oferta y dejaron en claro que no aceptarán reuniones a puertas cerradas ni negociaciones discretas. "Nosotros queremos que él vaya a Tudcum y se reúna con el pueblo en el club, así como vino a pedir el voto, ahora tiene que venir a dar la cara", sentenció Gabriel Pizarro, uno de los voceros del movimiento. Sus palabras resonaron con fuerza entre los manifestantes, quienes sintieron que, una vez más, se intentaba minimizar su reclamo con estrategias políticas vacías.


Lo que más indigna a los vecinos es la falta de respuesta a una nota que fue presentada el 6 de marzo, en la que solicitaban una reunión para los días 13 o 14 del mismo mes. Han pasado semanas desde entonces y el municipio ni siquiera se molestó en contestar. "Nos ignoraron como si no existiéramos", expresó una vecina con impotencia. "Cuando necesitaban nuestro voto, sí tenían tiempo de venir a prometer, pero ahora que exigimos lo mínimo, nos tratan como si fuéramos invisibles".


Los reclamos de Tudcum son claros y abarcan necesidades básicas que cualquier comunidad debería tener garantizadas:


Red de agua potable y riego


Sala velatoria


Recorrido de colectivo


Alumbrado público


Limpieza de calles


Cajero automático


Mejor conectividad


Construcción de viviendas


Mejoramiento de las rutas Tudcum-Rodeo, Tudcum-Pismanta y Tudcum-Angualasto


Empleo minero



No se trata de lujos ni de pedidos exagerados. Se trata de derechos fundamentales que han sido postergados durante demasiado tiempo. Se trata de una comunidad que ha sido tratada como ciudadana de segunda dentro de su propio departamento, mientras las promesas electorales quedan en el olvido y las necesidades se acumulan sin respuestas.


Pero lo más alarmante de esta situación no es solo el abandono de Tudcum, sino la pasividad de Rodeo, una localidad que debería ser el motor de Iglesia y que, en cambio, se ha convertido en el reflejo más triste de la resignación. Rodeo, devastado en todos los aspectos, sigue callado, indiferente, ajeno a su propio deterioro. Sus calles abandonadas, sus servicios deficientes, su falta de oportunidades y su evidente retroceso parecen no ser suficientes para despertar a sus habitantes de su letargo.


Mientras Tudcum alza la voz y exige lo que le corresponde, Rodeo permanece inmóvil, sometido por su propia pasividad. Es un pueblo que se ha acostumbrado al olvido, que acepta la mediocridad como si fuera un destino inevitable. Sus habitantes parecen haber renunciado a la idea de exigir una vida digna, conformándose con migajas, con un municipio que apenas les presta atención cuando es tiempo de elecciones. La pregunta es inevitable, ¿hasta cuándo Rodeo seguirá siendo un pueblo manso, resignado a la decadencia? ¿Cuánto más tiene que caer para que sus habitantes se den cuenta de que el silencio solo beneficia a quienes los gobiernan?


Tudcum ha dado el primer paso, y su ejemplo ha comenzado a contagiar a otras localidades. Vecinos de Las Flores se sumaron a la movilización, dejando en evidencia que la problemática no es exclusiva de un solo distrito. ¿Será este el inicio de una ola de reclamos que se extienda por todo el departamento? ¿Cuántas otras comunidades están viviendo la misma situación pero aún no se animan a alzar la voz?


El intendente y su equipo de gobierno no pueden seguir ignorando lo que ocurre. Hoy fue Tudcum, pero mañana puede ser Las Flores, luego Villa Iglesia, y así, uno a uno, los pueblos que han sido olvidados podrían comenzar a levantarse. Mientras tanto, Rodeo sigue ahí, viendo todo desde la comodidad de su indiferencia, como si la crisis no fuera con ellos. Pero la realidad es otra, están igual o peor que todos. Solo que, a diferencia de Tudcum, han elegido callar.

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