Hoy se cumplen 94 Años de Gloria y legado del Club Sportivo San Martín de Rodeo

Nacido de la escasez y alimentado por el sacrificio, el "Verdinegro" se erigió como el equipo más ganador de la Liga Iglesiana, conquistando glorias nacionales como el Federal C. Es la historia de cómo la fe, las empanadas y la pasión pueden construir una leyenda que late con la fuerza de un ejército de 350 corazones en el místico "Barrio Escondido".

No hay epopeya más conmovedora que la que se escribe desde la sencillez y la amistad. El Club Sportivo San Martín de Rodeo, el club más amado y con mayor estirpe de la tierra iglesiana, comenzó a tejer su historia el 1 de diciembre de 1931. Hace ya 94 años, este pacto de caballeros fue sellado por la fe inquebrantable de Vera, su primer presidente, y la convicción de Poblete, socio fundador. La carencia de recursos inicial no fue un obstáculo, sino el crisol donde se forjó su identidad, la libertad de improvisar y elegir el verde y el negro, colores que, por su rareza en la época, se convirtieron en el estandarte de la autenticidad y la rebeldía de un club destinado a ser diferente y eterno.

Para comprender la magnitud de San Martín, debemos inclinarnos ante el peso de su historia. Una fotografía, un tesoro de 1938, es el archivo más antiguo que resguarda la memoria futbolística de Iglesia. En esa imagen, se encuentran los cimientos de la pasión, los rostros serios y comprometidos de Amilan Poblete, Oscar Varela, Miguel Chirino, Américo Varela, Miguel Manzanares y Domingo Varela. Ellos son más que nombres; son los primeros eslabones de una cadena de amor que ha unido a generaciones. Sus promesas de amistad en el campo de juego fueron la semilla de donde brotaría el titán "Verdinegro", un club que sigue compitiendo de igual a igual con rivales históricos como Colola y San Lorenzo.

La grandeza de San Martín no es solo un cuento de sacrificio; es una realidad marcada por la gloria. El "Verdinegro" se ha ganado, con sudor y corazón, el título de equipo más ganador de la Liga Iglesiana, un testimonio de su dominio deportivo. Pero la cumbre de su epopeya llegó en el 2015, cuando el pueblo entero celebró el ascenso histórico al Torneo Federal B, tras consagrarse Campeón del Federal C. Fue el grito de Rodeo resonando en todo el país. Esta gesta nacional, conseguida desde la humildad, es la prueba irrefutable de que la garra puede más que el presupuesto.

La pasión en San Martín no se detiene en el pasado; se renueva constantemente con gestas frescas. La fiereza provincial se reafirma con la Copa de Campeones. El club levantó este prestigioso trofeo en 2014, repitió la hazaña en 2019, y más recientemente, en 2024, sumando así su tercera estrella en este torneo provincial. Cada Copa es una prueba tangible de que el compromiso con la excelencia deportiva es un valor innegociable, un legado que se hereda de generación en generación. La sed de triunfo del "Verdinegro" es un motor inagotable que mantiene a sus hinchas vibrando en el presente.

El club se sostiene sobre un milagro de amor y colaboración. Sus 350 socios y colaboradores no son una simple lista; son la columna vertebral que se niega a doblarse. La subsistencia económica de San Martín es una épica comunitaria, cada bingo, rifa y, sobre todo, cada venta mensual de empanadas, es un acto de fe. Es el aroma de la esperanza que se cocina con el sacrificio de las familias y que se convierte en el capital necesario para que el club siga latiendo. A este esfuerzo inagotable se suma el espíritu pionero, al ser el primero en Iglesia en construir una pileta olímpica en sus instalaciones, demostrando que su visión siempre apuntó al progreso social.

Hoy, bajo la guía del presidente Cristian Ramos y la vicepresidenta Roxana Esquibel, junto a toda la comisión directiva, San Martín ha reafirmado que su rol trasciende el fútbol. Apostando al fortalecimiento de la cultura, la comisión ha abierto las puertas del salón del club para la Escuela de Danzas Sentimientos de Danzas. En este espacio vibrante, más de 100 personas aprenden las raíces del folclore, consolidando a la escuela como la más grande en número de bailarines de todo Iglesia. El club se transforma así en un verdadero centro social, donde la pelota y la tradición cultural conviven y florecen bajo el mismo techo.

Y el epicentro de toda esta pasión es su cancha, enclavada en el sector conocido como el "Barrio Escondido". Un nombre que lo hace aún más místico, donde el fútbol se vive sin filtros, en la intimidad de callejones que abrazan la pasión de cada partido. Este hogar es el templo donde se entrelazan la historia de los fundadores, la garra de los campeones y la promesa de futuro. El Club Sportivo San Martín no es un equipo; es un espejo del pueblo que lo parió. Su corazón, latiendo eterno en el "Barrio Escondido", nos susurra que con pasión, comunidad y la memoria de los pioneros, cualquier sueño es un título esperando ser conquistado.

Y así, al caer la tarde en Rodeo, cuando el sol pinta el horizonte con los colores del sacrificio, el alma del Club Sportivo San Martín se alza invicta. Es la sumatoria de un sueño de 94 años, el coraje de un ascenso nacional, el orgullo de ser el más campeón, y la promesa diaria que se hornea en cada empanada. Es la prueba de que la verdadera grandeza no está en el dinero, sino en la unión.

Hoy, bajo el ritmo de los bombos y el fervor de un gol, el grito de San Martín es el grito sagrado de un pueblo que nunca se rinde y que, bailando o jugando, construye un futuro inmortal.