La Serena Iglesiana por el 272° aniversario de Iglesia, quedará grabada en el corazon
- Diario Libre

- 25 nov
- 3 Min. de lectura
La Serenata por el 272° Aniversario de Iglesia no fue simplemente un acto protocolar ni un espectáculo más, fue una caricia al alma colectiva de un pueblo que sabe celebrar su historia con pasión y pertenencia. La noche se elevó por encima de cualquier expectativa. Más de 3.000 personas colmaron la plaza Benita Molina de Rodeo, que se transformó en un escenario vivo de emoción, identidad y encuentro. Familias enteras, jóvenes, adultos mayores, turistas y vecinos se unieron para darle forma a una de las noches más memorables que vivió Iglesia en los últimos años.

Desde el comienzo, la organización demostró estar a la altura de una celebración tan significativa. Resaltó algo que pocas veces se logra y que merece reconocimiento, la puntualidad impecable. A las 20.04, conforme al cronograma, los locutores Javier Barrionuevo y Antonio Morales dieron apertura a un viaje cargado de tradición, música y danza. Esa puntualidad no fue un detalle menor, sino un gesto de respeto hacia el público y hacia cada artista que esperaba su turno para brillar. Fue una muestra clara de compromiso y profesionalismo.
El escenario se llenó rápidamente de colores, pañuelos y talento. Academias de todo el departamento presentaron sus cuadros con una entrega conmovedora, reflejando el trabajo de meses y el sacrificio silencioso de profesores, familias y bailarines que sienten el folclore como una forma de vida. Entre ellos también se presentaron los bailarines seleccionados para representar a Iglesia en la Fiesta Nacional del Sol, quienes se ganaron ovaciones y aplausos cargados de orgullo. La danza se convirtió en un lenguaje que unió a todos, quienes estaban sobre el escenario y quienes acompañaban desde toda la plaza emocionados.
El broche de oro llegó de la mano de Canto 4, el grupo salteño que debió suspender su presentación en enero durante la Fiesta de la Semilla y la Manzana por fuertes lluvias. Su presencia en Iglesia fue reparadora, especial y profundamente esperada. Apenas sonaron los primeros acordes, la plaza entera vibró. Muchos cantaron a viva voz, otros bailaron con alegría, y no faltaron quienes se emocionaron al ver un sueño cumplido, disfrutar de su música en una noche perfecta. Fue un momento colectivo de celebración que quedará guardado en el corazón de los iglesianos.
Desde Diario Libre consultamos por qué se eligió la plaza Benita Molina como sede del evento, y la respuesta brindada por la organización confirmó lo que muchos intuían, se priorizó lo más importante, el bienestar y la seguridad de los bailarines. Realizar el espectáculo en otro espacio implicaba que los artistas, muchos de ellos niños y adolescentes, debieran bailar sobre tierra, o que la municipalidad debiera contratar un escenario estructural, lo cual es complejo porque muchas empresas no permiten que menores de edad se presenten sobre sus plataformas. La decisión fue, por lo tanto, un acierto indiscutible. Se cuidó el talento local, se permitió que niños bailaran para su gente, se protegió a los artistas y se garantizó una presentación de calidad.
A la velada se sumaron también autoridades locales y el vicegobernador de San Juan, Fabián Martín, quienes acompañaron respetuosamente una celebración que trascendió lo institucional. Porque lo que se vivió anoche no fue solo un aniversario más, fue un recordatorio de quiénes somos, de dónde venimos y de lo que somos capaces cuando trabajamos juntos.

Así celebró Iglesia su noche de cumpleaños, recordando la entrega de las Mercedes Reales, pero principalmente celebrando su identidad profunda. Anoche no solo hubo música, danza y aplausos, hubo comunidad, hubo orgullo, hubo emoción sincera, y, sobre todo, hubo un pueblo unido bajo una misma bandera de tradición y esperanza.
Fue una noche mágica. Una de esas noches que no se olvidan. Por qué cuando las se hacen bien, hay que contarlas y la noche de anoche, fue una de ellas.

.png)

















Comentarios