Un departamento que crece en población, pero sin viviendas. Iglesia enfrenta su peor vacío habitacional
- Diario Libre

- 2 dic
- 4 Min. de lectura
Mientras el departamento vive un crecimiento demográfico sin precedentes, cientos de familias enfrentan la falta de viviendas dignas, módulos habitacionales deteriorados y cabañas municipales usurpadas. La ausencia de planificación pública y la falta de inversión privada agravan una situación que ya es crítica.

La crisis habitacional en Iglesia dejó de ser un asunto a futuro para transformarse en una realidad que golpea todos los días. El departamento crece poblacionalme, se expande y recibe nuevas familias que buscan seguridad, trabajo o tranquilidad. Pero la demanda de viviendas supera ampliamente la oferta. Lo advirtió el presidente de AITURIC, Víctor Alberto Grau, “Iglesia en 10 años va a crecer poblacionalme de manera exponencial”. Hoy, esa advertencia se siente, no hay casas para alquilar, los departamentos disponibles son escasos y muchos no están en condiciones adecuadas para un contrato mensual. Las cabañas de uso turístico no resuelven la urgencia habitacional permanente.
El Gobierno provincial inauguró recientemente el barrio Las Lomas de las Flores, pero las críticas no tardaron en llegar. Vecinos aseguran que hubo casas “mal otorgadas”, mientras que el IPV insiste, con un discurso que ya aburre, en que se trató de un sorteo entre inscriptos. Sin embargo, el IPV parece NO mirar la realidad local, familias iglesianas que viven en ranchos, con recursos mínimos, sin un plan concreto para acceder a una vivienda propia, no hay plan del IPV de realizar un relevamiento en conjunto con la Municipalidad de Iglesia. Sin embargo, vecinos de Iglesia denuncian que el Municipio no hace relevamientos habitacionales, "por acá jamás vinieron a ver cómo vivimos, en qué estado está mí casa y demás..." Señalan vecinos de Colola, aunque desde la Municipalidad de Iglesia, sostienen que los relevamientos habitacionales si los hacen. Agregado a esto, el estado municipal, no ha logrado avanzar en construcciones sociales para estos sectores vulnerables en más de 20 años. A algunos se les dio un lote, incluso arriba de las lomas donde no hay agua, pero en un contexto de necesidad extrema, muchos terminaron vendiéndolos. Entregar tierra sin acompañamiento económico no es una política habitacional, es un paliativo insuficiente.
A esta situación se suma otro frente crítico, los módulos habitacionales. Vecinos que viven allí relatan que, en gestiones anteriores, les prometieron que pronto tendrían una vivienda digna. Esa promesa nunca llegó. Hoy, esos módulos, precarios, deteriorados y en muchos casos inhabitables, se están cayendo a pedazos. Las familias que dependen de ellos denuncian que no reciben respuestas ni del municipio ni de la provincia. Recordemos que estás familias, fueron que las que desalojaron tras la expropiación de los terrenos para la construcción del nuevo Hospital de Rodeo, lugar donde tenían sus propias casas, lo que agrava, aún más, la situación. Una vez más, los sectores más vulnerables quedan atrapados entre discursos y abandono.
Otro problema en el caso de las Cabañas Municipales de Pismanta. Con más de 30 años de antigüedad, la estructura está deteriorada y varias familias han usurpado estas instalaciones con el paso del tiempo. Aunque en la gestión de Mauro Marinero, se les permitió vivir de manera "prestada", ninguna gestión posterior les solucionó el problema. Estás familia no ocupan ese lugar por capricho, lo hicieron por necesidad, porque no tienen dónde vivir y porque no cuentan con los recursos económicos para alquilar o construir. Hoy reclaman mejoras en las cabañas, pero el municipio, con lógica, se niega a invertir en estructuras ocupadas de forma irregular, especialmente cuando sobre el predio existe un proyecto turístico a futuro. La pregunta es inevitable, ¿qué alternativa tienen esas familias? ¿Dónde pueden ir cuando no tienen nada más?.
Mientras el crecimiento demográfico avanza a pasos agigantados, el sector privado no invierte en nuevas construcciones. No hay edificios, no hay complejos habitacionales, no hay incentivos para desarrollar viviendas ni créditos accesibles para quienes podrían hacerlo. Tampoco existen capacitaciones para impulsar a pequeños inversores locales a administrar recursos o iniciar proyectos. Iglesia crece en población, pero su infraestructura no.
En Iglesia existe un nicho económico evidente, urgente y absolutamente rentable, la construcción de viviendas y departamentos. Sin embargo, los inversores locales no se esmeran en apostar por un mercado que hoy tiene demanda asegurada y que, a corto y mediano plazo, podría convertirse en una de las actividades más productivas del departamento. La falta de visión empresarial, el miedo al riesgo o simplemente la comodidad de no innovar han dejado a Iglesia sin oferta habitacional privada, frenando el desarrollo económico y desaprovechando una oportunidad que en cualquier otro lugar, de proyección turística o Minera, sería un imán para emprendedores y desarrolladores. Mientras el territorio clama por viviendas, el sector privado elige mirar hacia otro lado. Cabe destacar, que no existen créditos para quienes quieran invertir. El estado debería generar créditos de inversión con una cierta taza de interés mínima o cero.
Las preguntas finales quedan flotando, tan duras como necesarias, ¿cómo se soluciona una crisis que ya explotó? ¿Quién se hace cargo de las promesas incumplidas, de los barrios mal planificados, de los módulos en ruinas, de las cabañas ocupadas por desesperación? ¿Qué Estado, provincial o municipal, tomará una decisión real y concreta para frenar este deterioro social?.
La respuesta no puede seguir esperando. Iglesia necesita planificación, inversión, viviendas sociales y políticas claras. No parches. No sorteos automáticos. No promesas vacías. Un departamento que crece poblacionalme, no puede permitir que su gente viva sin un techo digno. Porque detrás de cada casa faltante, hay una familia que ya no puede esperar más.
.png)

















Comentarios