top of page

(Editorial) Iglesia, entre las obras y las promesas incumplidas del oro en 20 años de Minería

  • Foto del escritor: Diario Libre
    Diario Libre
  • 13 oct
  • 5 Min. de lectura

Veinte años han pasado desde que comenzó la producción de oro en Veladero, el yacimiento que cambió para siempre la historia reciente de San Juan. Dos décadas de discursos, de cifras millonarias y de una esperanza repetida hasta el cansancio, “Las regalías mineras traerán progreso, bienestar y desarrollo a Iglesia.”


ree

En la capital provincial, muchos llegaron a decir que “Iglesia podría ser Dubái”. Pero lo cierto es que, a pesar de las obras realizadas y los millones de pesos que ingresaron al municipio, hoy el departamento sigue lejos de parecerse a ese espejismo dorado. Seguimos siendo, más bien, un reflejo fiel del desierto que nos rodea, vasto, rico en recursos, pero con sed de oportunidades reales.


Tres intendentes han tenido en sus manos la administración de las regalías mineras desde 2007 hasta hoy, Mauro Marinero, Marcelo Marinero y Jorge Espejo. Cada uno con su sello, sus decisiones y sus prioridades, pero todos bajo la misma promesa de transformar la riqueza minera en desarrollo duradero.


Durante los ocho años de gestión de Mauro Marinero, más dos años como Interventor, el municipio recibió aproximadamente 444 millones de pesos en regalías mineras, un monto que, en su momento, significó una inyección inédita de recursos para un departamento históricamente postergado.


Con esos fondos se construyeron obras que aún hoy son visibles, el Polideportivo Municipal de Rodeo, el edificio del Banco San Juan, de propiedad municipal, el Consejo Deliberante, el Obrador Central con talleres, depósitos, oficinas y un parque automotor de 21 vehículos nuevos, entre ellos camiones, camionetas, máquinas viales y utilitarios.


También se levantaron los polideportivos de Las Flores y Tudcum, el hogar de día para adultos mayores, la refuncionalización del viejo bingo de Pismanta, hoy transformado en centro de conferencias y exposición artesanal, y la terminación de la parroquia Santo Domingo, Comienzo de lo que hoy es Plaza Benita Molina, que no culminó y la reforma a la plaza Federico Cantoni.


En los distritos, se construyeron obradores municipales, se apoyó la infraestructura de los clubes deportivos, como Villa Iglesia, Bellavista y Tudcum, y se edificó la planta procesadora de semillas, con su sala de exposición para productores locales. Además, se ejecutaron 65 kilómetros de cordón cuneta, veredas y pasantes vehiculares, mejorando notablemente la trama urbana.


Durante su gestión también se adquirieron terrenos estratégicos, el del Club Coloraditos, el anfiteatro de Bella Vista, hectáreas en Tudcum para loteo y vivienda, y las 800 hectáreas para el Parque Industrial Minero Domingo Faustino Sarmiento, declarado de utilidad pública, que va desde el Cerros Los Burros hasta la Ruta que une Pismanta y Tudcum.


“Con las regalías generamos 1.500 puestos de trabajo”, recordó Marinero. Y aunque esa cifra podría discutirse, nadie puede negar que durante su gestión hubo movimiento, obras y empleo. Pero el progreso real, ese que transforma la vida cotidiana y no solo el paisaje, todavía no terminaba de llegar.


Su hermano y sucesor, Marcelo Marinero, continuó con la política de inversión, pero enfocó los esfuerzos en la infraestructura sanitaria y social. Con regalías mineras se ejecutó el programa de erradicación de letrinas, construyendo 1.100 baños nuevos en distintos distritos. También se adquirieron terrenos para la planta de tratamiento de líquidos cloacales en La Cañada y para el futuro Paseo del Bicentenario, inicialmente proyectado como un espacio educativo para carreras terciarias en convenio con la UNSJ y la UCCuyo.


Durante su mandato se construyeron las salas velatorias de Rodeo e Iglesia, se pavimentaron calles en zonda y Bellavista, se fortaleció el parque automotor rural con tractores y maquinaria agrícola, y se adquirió un molino harinero para los productores.


Aunque algunas obras estructurales de cloacas y agua potable provinieron de fondos nacionales y no de regalías, la gestión de Marcelo Marinero consolidó parte de la infraestructura iniciada años atrás. Fue una etapa de continuidad, aunque con menos dinamismo y una realidad que empezaba a mostrar signos de agotamiento en el modelo de gestión minera.


En la actualidad, bajo el mandato del Dr. Jorge Espejo, la información sobre el destino de las regalías mineras se ha vuelto menos accesible. El intendente ha limitado el contacto de sus funcionarios con la prensa, o al menos con Diario Libre, y obtener datos oficiales es prácticamente imposible.


De manera extraoficial, se sabe que se han ejecutado plazas en varios distritos, como Bellavista, Las Flores, Colola, Rodeo y Tudcum, nueva reforma plaza Federico Cantoni, finalización la plaza Benita Molina, transformación de Plaza San Martín, Transformación de plaza Roco, el polideportivo de Angualasto, y que está en construcción la plaza 25 de Noviembre en Colola y se adquirieron nuevas maquinarias y camiones para ampliar el parque automotor. Más allá de lo que se proyecta a futuro, sabemos que estás son algunas o la mayoría de las obras de la gestión actual, con inversión de regalías Mineras, que se han echo hasta hoy en Iglesia.


Sin embargo, el hermetismo sobre las cifras y los criterios de inversión deja más dudas que certezas. Lo concreto es que las obras anunciadas como “históricas” en muchos casos se repiten cada gestión, como si el tiempo no avanzara y las necesidades se reciclaran.


Cabe aclarar que las obras de pavimento y alumbrado público no se han realizado con regalías mineras, sino con fondos provinciales y nacionales, o a través del Cargo Único Municipal (CUM), que se paga con dinero de los propios vecinos. Decir lo contrario es engañar a la gente, y ya no hay margen para seguir confundiendo progreso con maquillaje.


Desde el Fideicomiso Minero, la provincia también ha financiado obras clave en Iglesia, como el Hospital Dr. Tomás Perón de Rodeo, el complejo La Toma en Bellavista, el Acueducto El Tambillo (todavía inconcluso) y el Canal Agua Negra, cuyo avance sigue demorado pese a los reiterados anuncios del gobernador Marcelo Orrego. La pregunta de fondo al gobierno Provincial sobre la construcción de este canal es, Si la plata del Fideicomiso está, entonces, ¿Que están esperando para comenzar?.


Según cálculos del propio Mauro Marinero, en 20 años de minería podrían haber ingresado al municipio más de 20.000 millones de pesos. Solo en el primer semestre de 2025, las transferencias por regalías superaron los 8.000 millones de pesos. La ecuación es simple y brutal, nunca antes Iglesia recibió tanto dinero, y sin embargo, nunca antes se sintió tan lejos del desarrollo que le prometieron.


La minería llegó con la promesa de cambiarlo todo. Y sí, cambió cosas, levantó edificios, canchas, plazas y polideportivos. Pero no cambió lo esencial. El joven que busca trabajo sigue yéndose a la ciudad, el comerciante sigue luchando para sostener su negocio, y el productor agrícola sigue pidiendo herramientas y agua. Pero, ¿ es culpa de la minería o la falta de imaginación de proyeccion futura por parte de la política?. Veladero puso la plata, de ahí en más ustedes saquen sus conclusiones.


Iglesia podría haber sido un ejemplo de desarrollo sustentable. Podría haber sido, como decían algunos desde la capital, “el Dubái sanjuanino”. Pero a pesar de las obras y los millones, seguimos más parecidos al desierto que a Dubái. Un desierto que brilla por el oro que se va, pero que aún no logra florecer para su propia gente.

Comentarios


© Copyright 2024/ · Diario Libre · Todos los derechos reservados. Santo Domingo S/N Rodeo, Iglesia, San Juan.

Teléfono (+54) 2644183235                            email: diariolibreiglesia@gmail.com

bottom of page