Energía y autonomía en Iglesia, una oportunidad para transformar el frío en desarrollo sustentable"
- Diario Libre

- 20 oct
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Victor Alberto Grau, presidente de A.I.T.U.R.I.C, expresó que, el problema energético en el departamento de Iglesia no es de carácter técnico; su raíz es profundamente política y moral.

Mientras la provincia granadina del San Juan recibe subsidios por su clasificación como “Zona Fría”, y por tanto goza de tarifas energéticas más bajas, en los departamentos verdaderamente fríos, como Iglesia, Calingasta, Jáchal y Valle Fértil, la realidad es muy distinta. Allí, las comunidades siguen pagando las tarifas más altas, sin acceso adecuado a la calefacción ni a gas natural, y enfrentando un panorama de extrema vulnerabilidad energética.
Es fundamental entender que Iglesia no necesita subsidios que perpetúan la dependencia y la pasividad. Lo que requiere son créditos productivos y accesibles que permitan liberar su potencial. La región cuenta con recursos naturales únicos y una capacidad humana altamente capacitada. Todo está a su alcance, una radiación solar que alcanza los 2.800 W/m², una de las más elevadas del planeta; noches frías que aumentan la eficiencia de los paneles solares; aguas termales y biomasa que pueden aprovecharse de manera sustentable. Estos recursos, si se gestionan adecuadamente, pueden transformar completamente la matriz energética local y promover un desarrollo autosuficiente y sustentable.
El Departamento Iglesia cuenta con uno de los index de radiación solar más altos del mundo. Esta fuente de energía limpia y renovable tiene un potencial inmenso para la autogeneración de electricidad. Con inversión en paneles fotovoltaicos, apoyados por créditos accesibles, cada familia podría producir su propia energía, cubriendo los consumos básicos sin depender de tarifas impagables ni de subsidios políticos que, en el fondo, solo refuerzan la dependencia. La implementación de sistemas solares permitiría democratizar el acceso a la energía, reducir costos y potenciar el desarrollo económico local en un horizonte sostenible.
El suelo iglesiano alberga una potencialidad que pocas regiones poseen: sus aguas termales, ubicadas a escasa profundidad, pueden ser aprovechadas para calefacción y generación eléctrica. La implementación de una red geotérmica comunitaria sería una solución definitiva frente al frío del invierno, brindando calor en forma limpia y eficiente. Además, esta infraestructura reduciría significativamente los costos energéticos y la dependencia de fuentes externas, promoviendo una autonomía energética que beneficie a toda la comunidad.
Cada año, las podas de álamos y sauces generan toneladas de material orgánico que, en la actualidad, se queman o simplemente se desechan. Sin embargo, estos residuos pueden convertirse en recursos valiosos mediante su transformación en briquetas o pellets de madera, combustibles ecológicos y de bajo costo. Con créditos específicos para la adquisición de estufas de biomasa, los hogares de Iglesia podrían calefaccionarse durante toda la temporada invernal con recursos propios, generando empleo local, impulsando una economía circular y aportando a la protección del medio ambiente.
La combinación estratégica de energía solar, geotérmica y biomasa puede convertir a Iglesia en el primer departamento del país en alcanzar la autosuficiencia energética y sustentabilidad total. La instalación de un parque solar de 100 MW, junto a una red geotérmica y una planta de pellets, atendería la demanda energética de la región, fomentando la creación de empleo y eliminando la dependencia de subsidios y ayuda estatal. Es importante destacar que los fondos ya existen: regalías mineras, fideicomisos y aportes de sectores empresariales pueden canalizarse en créditos accesibles y liberadores, en lugar de subsidios que, en última instancia, esclavizan en lugar de empoderar.
El camino hacia un futuro sostenible en Iglesia pasa por dejar atrás la dependencia y apostar por la producción de energía local y renovable. Los subsidios, aunque aparentemente alivian momentáneamente, terminan creando un ciclo de dependencia que limita el crecimiento y la autonomía. Por el contrario, los créditos y las inversiones en infraestructura sustentable generan libertad, empleos y una verdadera justicia social. Iglesia tiene ante sí la oportunidad única de demostrar que el frío puede convertirse en calor, la basura en energía y la dependencia en autonomía, consolidando un modelo de desarrollo basado en la autogestión y el uso inteligente de sus propios recursos.
"La verdadera justicia social es cuando cada pueblo enciende su propio sol, su propia capacidad industrial."
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