¿Hacia dónde podría derivar la Guerra IRÁN-ISRAEL? crece el temor a un conflicto de gran escala

El ataque estadounidense a instalaciones nucleares iraníes desató una reacción en cadena: amenazas, movimientos militares, reuniones urgentes en la OTAN y una Europa atrapada entre su apuesta por la diplomacia y la presión bélica. El mundo, al borde de un nuevo conflicto mundial.

El escenario geopolítico se sacudió este fin de semana tras el bombardeo de Estados Unidos a instalaciones nucleares en Irán. En respuesta, el régimen de los ayatollahs lanzó duras advertencias a Washington y sus aliados, anticipando una posible escalada militar sin precedentes en Medio Oriente. Las consecuencias ya son palpables: Qatar, con la base estadounidense más grande de la región, pidió a su población buscar refugio ante la inminencia de un ataque, y EE.UU. alertó a sus ciudadanos en el Golfo Pérsico.

El mundo observa con preocupación. La OTAN se reunirá este martes en La Haya para abordar la crisis y evaluar un posible escenario de activación del Artículo 5, que considera un ataque a un país miembro como una agresión a toda la alianza. Mientras tanto, la Unión Europea, que no fue consultada por Washington antes del ataque, intenta contener el conflicto y reactivar la vía diplomática que se desarrollaba en Ginebra hasta hace apenas días.

“Un cambio de régimen en Irán”, deslizó Donald Trump, profundizando la desconfianza entre los socios europeos. La decisión del expresidente de actuar de forma unilateral, sin el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU ni la comunicación a sus aliados, ha dejado a Europa atrapada en una guerra que no busca y que la expone a amenazas directas, incluidas posibles represalias terroristas en su propio territorio.

Desde Teherán, un asesor del líder supremo Alí Khamenei advirtió que toda base que haya servido para lanzar ataques será blanco militar legítimo. Con fuerzas estadounidenses desplegadas en Qatar, Emiratos Árabes, Kuwait y Bahréin, una respuesta iraní podría desatar un conflicto regional de proporciones incalculables, especialmente si se bloquea el Estrecho de Ormuz, vital para el tránsito de petróleo mundial.

Mientras tanto, líderes europeos como la jefa de política exterior de la UE, Kaja Kallas, y el canciller alemán Johann Wadephul, reiteran la urgencia de una negociación directa entre Irán y EE.UU., e insisten en mantener viva la vía diplomática, aunque reconocen que el tiempo se agota.

El Reino Unido, si bien no fue partícipe del ataque, mantiene una postura ambigua. El primer ministro Starmer evitó condenar explícitamente la acción norteamericana, mientras su canciller David Lammy insistió en la necesidad de que Irán regrese a los niveles permitidos de enriquecimiento de uranio, según el acuerdo nuclear de 2015, aún vigente para los británicos.

La cumbre de la OTAN se desarrollará bajo máxima tensión. El foco ya no estará solo en el gasto militar, sino en el destino mismo de la seguridad global. Y mientras las diplomacias se esfuerzan por frenar la escalada, las fuerzas militares en Medio Oriente ya están en posición. La pregunta que sacude al planeta es clara: ¿será posible evitar una guerra de dimensiones mundiales?