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Nativo, la unión de jóvenes de Iglesia y Jáchal que decidieron construir futuro desde sus raíces

  • Foto del escritor: Diario Libre
    Diario Libre
  • hace 9 horas
  • 3 Min. de lectura

Un grupo de jóvenes profesionales del norte sanjuanino transformó la inquietud y los sueños en acción. Desde la unión, la perseverancia y el amor por su tierra, nació Nativo, una empresa que busca fortalecer la formación local, ofrecer servicios con identidad local y demostrar que el futuro también se escribe desde los pueblos.

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A veces los sueños más grandes comienzan en conversaciones sencillas, de esas que surgen entre mates, ideas compartidas y la convicción de que “algo se puede hacer”. Así nació Nativo, un proyecto que tiene alma de comunidad y corazón de montaña. Sus protagonistas, Nicolás Domínguez, Alexis Castro, Franco Heredia y Guadalupe Chávez, son jóvenes de Jáchal e Iglesia que decidieron unir fuerzas para construir algo propio, algo que represente la capacidad, la energía y el talento de las nuevas generaciones del norte sanjuanino.


Durante mucho tiempo, las ideas circulaban, las ganas estaban, pero faltaba dar el paso. “Siempre pensábamos en hacer algo, en crear un emprendimiento, en ofrecer un servicio distinto, pero todo quedaba en el aire”, cuentan. Hasta que un día, el deseo se transformó en acción y el grupo decidió organizarse, pensar en grande y apostar por un proyecto común. Así nació Nativo, una marca que no solo simboliza la unión entre dos departamentos, sino también el compromiso de una juventud que quiere dejar huella.


Desde el inicio, la visión fue clara, crecer desde la colaboración y la unión. Los chicos entendieron que el desarrollo individual no alcanza, que las oportunidades se multiplican cuando se trabaja en conjunto. “Por sí solos no íbamos a llegar a ningún lado. Pero si Iglesia y Jáchal caminaban juntas, si compartíamos conocimientos, contactos y esfuerzos, podíamos alcanzar una fuerza colectiva capaz de competir, de destacarse y de construir algo profesional y duradero”, explican con orgullo.

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La empresa se formalizó como una SAS (Sociedad por Acciones Simplificada) en agosto de 2024, luego de meses de trabajo, trámites, planificación y decisiones compartidas. Desde entonces, Nativo se estructura en dos grandes ramas, Altos, dedicada a la capacitación y formación profesional, y Vigilia, enfocada en la logística y la gastronomía, dos áreas con enorme potencial en el desarrollo local.


“Con Altos queremos brindar herramientas, conocimientos y espacios de aprendizaje, especialmente orientados al sector industrial y minero. Pero, además, queremos darle valor al profesional local, al técnico, al ingeniero o al chef que vive acá, que conoce la realidad de la zona y que tiene muchísimo para aportar”, destacan. Altos nació con la idea de fortalecer la formación desde adentro, de que sean los propios iglesianos y jachalleros quienes lideren las capacitaciones y transmitan su experiencia.


Por su parte, Vigilia representa el costado operativo y dinámico del proyecto, vinculado a los servicios logísticos y gastronómicos. “Sabemos que es un rubro amplio y desafiante, pero queremos crecer paso a paso, aprender, adaptarnos y construir un servicio serio y profesional que esté a la altura de las exigencias actuales”, aseguran los jóvenes.


Más allá de los nombres y los objetivos empresariales, Nativo encarna una filosofía profunda, la de creer en el propio territorio, en la gente, en la capacidad y el potencial que existe en los pueblos del norte sanjuanino. Es una apuesta por el futuro, pero también una reivindicación del presente, el testimonio de que la juventud no se va, sino que se queda para crear, para innovar y para construir con esfuerzo un camino distinto.

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Hoy, el grupo trabaja en propuestas de capacitación y en el desarrollo de servicios para el sector público y privado. No todo fue fácil, hubo obstáculos, dudas y desafíos, pero también perseverancia, compañerismo y una fe compartida en lo que estaban construyendo. “Nuestro sueño es poder estar a la altura de las empresas, acompañar los procesos de crecimiento de nuestras comunidades y demostrar que con compromiso, trabajo y unión, se pueden lograr grandes cosas”, expresan con orgullo y emoción.


En un contexto donde muchas veces los jóvenes se ven obligados a migrar para buscar oportunidades, Nativo surge como un símbolo de esperanza, de arraigo y de futuro. Es la voz de una generación que elige quedarse, aprender y aportar.


Una historia que demuestra que los proyectos nacidos del corazón, del esfuerzo y del trabajo colectivo pueden convertirse en ejemplo para toda una comunidad.

Porque cuando los sueños se unen, las raíces se hacen más fuertes, y desde el norte sanjuanino, estas raíces jóvenes ya empezaron a florecer.

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