¿Y si sale bien? El miedo silencioso que impide dar el primer paso

Iniciar un negocio, apostar por una relación o abrirse a una nueva amistad puede parecer simple. Sin embargo, muchas veces lo que más cuesta no es avanzar, sino animarse a empezar.

29 de junio de 2025

Vivimos en una sociedad que promueve el cambio constante, la reinvención y la valentía para enfrentar lo nuevo. Sin embargo, a la hora de tomar decisiones importantes, como comenzar un emprendimiento, entablar una relación o cambiar de rumbo profesional, muchas personas experimentan un bloqueo que las paraliza. El temor al fracaso y la incertidumbre se convierten en una barrera emocional difícil de superar.

Según especialistas en psicología y coaching, este fenómeno se conoce como "ansiedad anticipatoria" o "bloqueo por sobreanálisis". Se trata de un estado mental en el que la persona se anticipa a posibles consecuencias negativas, incluso antes de iniciar una acción concreta. El resultado: inmovilidad emocional y frustración.

“Muchas veces el problema no es no saber lo que se quiere, sino el miedo a las emociones que se activan cuando nos acercamos a eso que deseamos”, explicó el psicólogo y coach Carlos Fernández. “Emprender, amar o confiar implica exposición y riesgo emocional, y eso suele activar mecanismos de defensa que nos paralizan”.

Miedo: defensa natural o prisión emocional

El miedo no es sinónimo de debilidad. Es una herramienta evolutiva del cerebro humano que prioriza la seguridad sobre la expansión. Aun así, cuando se instala de forma crónica o injustificada, puede convertirse en una verdadera cárcel mental. “Muchas personas arrastran fracasos, duelos no resueltos o creencias limitantes desde la infancia que condicionan su presente sin que sean plenamente conscientes de ello”, señaló Fernández.

Esta carga emocional puede derivar, incluso, en síntomas físicos. El estrés, la ansiedad o la angustia generadas por decisiones postergadas pueden impactar directamente en la salud, provocando somatizaciones y desgaste emocional.

Lo que no se empieza también deja huella

Evitar una decisión importante no es lo mismo que ganar tiempo. Postergar indefinidamente genera consecuencias: se deteriora la autoestima, crece la frustración y se instala una sensación de estancamiento. Según el especialista, “cada paso no dado también transforma nuestra vida, y no siempre para bien”.

Por eso, iniciar un proyecto, una relación o cualquier proceso nuevo no es solo una cuestión de valentía. En muchos casos, también representa una oportunidad de sanación personal.

¿Cómo enfrentar el miedo a empezar?

Desde el coaching y la psicología se proponen varias estrategias para enfrentar el miedo y avanzar:

Nombrar el miedo: identificarlo y decirlo en voz alta le quita poder.

Recordar logros pasados: evocar momentos difíciles superados ayuda a recuperar confianza.

Dar pasos pequeños: no se trata de lanzarse al vacío, sino de avanzar de forma sostenida.

Buscar acompañamiento: rodearse de personas de confianza o profesionales que sostengan el proceso.

Aceptar la incomodidad: lo nuevo no es cómodo, pero el crecimiento personal tampoco lo es.

El primer paso, la acción más valiente

La cultura actual suele celebrar los resultados, pero rara vez reconoce el valor del primer paso. “No es cierto que quien no arriesga no pierde. El que no arriesga, se pierde de vivir su propia vida”, concluyó Fernández.

Empezar con miedo también es empezar. Y muchas veces, dar ese primer paso es suficiente para comenzar a transformar una historia.

Por Carlos Fernández, psicólogo y coach.