Centurión renace en Bolivia: "Había perdido las ganas y el sentido de la vida, pero volví a disfrutar"
- Diario Libre

- 22 abr
- 2 Min. de lectura
A los 32 años, Ricardo Centurión volvió a ponerse los botines y encontró en Bolivia una nueva oportunidad para sanar, tanto en lo futbolístico como en lo personal. El exjugador de Racing, Boca, San Lorenzo y Vélez debutó oficialmente con Oriente Petrolero y, en una charla íntima con TyC Sports, abrió su corazón sobre los duros momentos que vivió lejos del deporte.

“Se me habían ido las ganas. No le encontraba sentido a la vida”, confesó sin vueltas. Fueron palabras cargadas de dolor, pero también de renacimiento. Después de dos años alejado de las canchas, el fútbol volvió a ser su refugio. “Hoy empecé a disfrutar de lo que había perdido”, agregó con alivio.
"Me costaba pedir ayuda, pero mi familia fue clave"
Durante su tiempo fuera de las canchas, Centu atravesó una profunda crisis emocional. Aislado, sin motivación y luchando contra sus propios fantasmas, llegó a tocar fondo. “Me costaba pedir ayuda. Uno se niega a entender que para salir de ciertas cosas hay que dejarse ayudar”, contó. En ese proceso, su círculo más íntimo fue esencial: “Mi vieja, mi compañera que está acá, mi hija que está lejos pero siempre conmigo... fueron fundamentales. La vida es linda cuando se ordena”.
De volver al fútbol a reencontrarse consigo mismo
Más allá del regreso a la actividad profesional, Centurión también se propuso crecer en otras áreas de su vida. "No reniego de mi pasado. Quiero ser más completo como persona, como padre, como tío. Buscar un equilibrio entre la vida y el fútbol”, expresó.
Su reaparición oficial se dio el pasado 16 de abril, cuando jugó 45 minutos en la derrota 2-1 ante Always Ready. Fue su primer partido oficial desde abril de 2023, cuando vistió los colores de Barracas. “No me había olvidado cómo se juega, pero sí me había olvidado lo que era vivir dentro del fútbol”, dijo con una sonrisa.
Una historia de errores, aprendizaje y segundas oportunidades
Centurión sabe que cometió errores, pero también que está a tiempo de revertirlos. “Me equivoqué mal, pero se puede volver. Hoy estoy acá”, resumió. Su historia es un recordatorio de que, a veces, el camino más difícil también puede ser el que más enseña.
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