top of page

Vergüenza total en la Liguilla Iglesiana, patadas en la cabeza y un modelo que debe terminar

  • Foto del escritor: Diario Libre
    Diario Libre
  • 26 may
  • 2 Min. de lectura

La final entre Tóxicos FC y LBC fue una muestra brutal de lo que nunca debe ser el deporte: violencia descontrolada, jugadores en riesgo y una organización ausente. La Liguilla se ha convertido en un peligro latente y debe ser desmantelada antes de que ocurra una tragedia.

ree

Lo ocurrido en la final de la Liguilla Iglesiana de fútbol amateur fue, sencillamente, una barbaridad. El partido entre Tóxicos FC y LBC terminó en una batalla campal, con jugadores propinándose golpes brutales y, en un momento escalofriante, patadas dirigidas directamente a la cabeza de un futbolista de T.F.C. Las imágenes, difundidas rápidamente por redes sociales, son elocuentes, caos total, violencia desenfrenada y ningún tipo de intervención para frenar lo que pudo haber sido una tragedia con consecuencias fatales.


La situación no solo es escandalosa por la violencia en sí, sino por lo que revela en términos de organización. No había policías en el lugar. No había una ambulancia ni servicio de emergencia. No había cobertura médica ni seguro para los jugadores. Nada. El partido continuó como si nada hubiera pasado, con un nivel de negligencia que solo puede calificarse como criminal. El mensaje que se transmite es que en esta competencia vale todo, incluso poner en riesgo la vida de los participantes.

La Liguilla no es una competencia formal. No está regulada por ninguna entidad seria, y sin embargo se presenta como una alternativa válida para cientos de jugadores que pagan su inscripción con la ilusión de competir. Pero lo que reciben a cambio es un torneo sin garantías, sin reglamentación, sin condiciones básicas. Juegan a la intemperie, sin seguridad ni respaldo. La única constante es el riesgo. Lo peor es que esto no es nuevo, ya en la final anterior se vivieron hechos violentos, con golpes y disturbios que también quedaron impunes.


La irresponsabilidad de los organizadores es escandalosa. No se conoce quiénes son los responsables legales del torneo, cómo manejan el dinero de las inscripciones, qué medidas existen ante un accidente. Si hacen rifas y colectas, ¿es porque el evento tiene algún tipo de legalidad? ¿Quién los autoriza? ¿Qué controles existen? Todo es oscuro, confuso y carente de transparencia. En un contexto así, los jugadores quedan completamente desprotegidos.


Además, muchos medios de comunicación confundieron este torneo con la Liga Iglesiana de Fútbol, un error que no solo desinforma, sino que mancha el nombre de una institución distinta. Esta Liguilla no representa al fútbol iglesiano, ni a sus clubes históricos, ni a los valores que deberían promoverse en el deporte. Es un producto marginal, hijo del abandono institucional y de la falta de oportunidades reales para los deportistas.


La única solución posible es drástica y urgente, la Liguilla debe ser desmantelada inmediatamente. No se puede seguir tolerando un modelo que pone en riesgo la integridad física y emocional de los jugadores. Hace falta una revisión profunda del estado del deporte amateur en Iglesia, con políticas serias, controles efectivos y la participación de entidades responsables. El fútbol no puede ser tierra de nadie. Lo que pasó no es un hecho menor ni una, "calentura del partido”, es la prueba de que estamos jugando con fuego. Si no se actúa ahora, el próximo escándalo puede convertirse en tragedia. Y entonces será demasiado tarde.



Comentarios


© Copyright 2024/ · Diario Libre · Todos los derechos reservados. Santo Domingo S/N Rodeo, Iglesia, San Juan.

Teléfono (+54) 2644183235                            email: diariolibreiglesia@gmail.com

bottom of page