En Iglesia crece la indignación por las tarifas eléctricas y los vecinos denuncian irregularidades en el control de medidores
- Diario Libre

- 23 sept
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La bronca por el costo de la electricidad en Iglesia parece no tener freno.
23 de septiembre de 2025

Luego de cinco años de ausencia, el Ente Provincial Regulador de la Electricidad (EPRE) volvió al departamento para recibir denuncias de los usuarios. Sin embargo, la visita que en principio había despertado expectativas, terminó en frustración, muchos vecinos aseguran que no hubo soluciones concretas y que la respuesta fue apenas una promesa a futuro.
“Te dicen que en dos meses te va a llegar la respuesta, pero mientras tanto debemos seguir pagando estas tarifas altísimas”, relató un vecino con evidente indignación.

El malestar se alimenta de una contradicción que duele cada vez más, Iglesia es un departamento productor de energía, con dos plantas solares en funcionamiento y el dique Cuesta del Viento como símbolo de generación eléctrica. Sin embargo, los propios iglesianos pagan boletas cada vez más abultadas, que en algunos casos superan los ingresos mensuales de una familia.
Uno de los puntos más polémicos del reclamo apunta a las empresas contratadas para el control mensual de los medidores. Vecinos sostienen que no realizan su trabajo, que las lecturas son estimativas y que en muchos casos las boletas se confeccionan por comparación con consumos de años anteriores.
“Yo estuve de vacaciones todo julio, dejé la casa cerrada, con todo apagado. Y aun así me llegó un consumo tres veces más alto que el mes pasado. Es inexplicable. Los que hacen el control no miden nada, no anotan, son unos chantas”, denunció con bronca otro usuario que se acercó a reclamar.
Este tipo de testimonios se repiten en cada reunión, en cada marcha y ahora también en las denuncias formales recibidas por el EPRE. Para muchos, la sensación es que el sistema está armado para favorecer a las distribuidoras y no a los usuarios, que son los que deben pagar sin chistar mientras esperan una resolución que nunca llega.
La situación actual no es nueva. Desde hace meses, e incluso años, los vecinos de Iglesia vienen reclamando por las tarifas. En las últimas semanas hubo movilizaciones en Rodeo y Las Flores, con epicentro en la plaza Benita Molina, donde familias completas salieron a la calle para visibilizar lo que consideran un atropello.
El argumento central de la protesta es claro, no puede ser que en un departamento que produce energía, los vecinos paguen como si importaran electricidad del exterior. “Estamos rodeados de paneles solares y de un dique que genera energía, pero nos castigan con boletas imposibles de pagar. ¿Dónde está la justicia?”, plantean con bronca.
Los cuestionamientos no solo apuntan al EPRE y Naturgy, sino también a las autoridades provinciales y al propio intendente Jorge Espejo.
La presencia del EPRE, lejos de calmar las aguas, parece haber echado más leña al fuego. Los vecinos denuncian que no se dieron explicaciones claras, que no hubo soluciones inmediatas y que todo se resumió a llenar formularios y esperar.
“Nos hicieron perder el tiempo. Nos anotan, nos prometen que en dos meses habrá una respuesta, pero en el mientras tanto la boleta hay que pagarla igual. Eso no es solución, es un parche que beneficia solo a las empresas”, apuntó otro vecino.
El enojo se multiplica y, al mismo tiempo, crece la desconfianza hacia los organismos de control. Para muchos iglesianos, el EPRE se convirtió en un ente burocrático, más cercano a las empresas que a la gente.
La pregunta que queda flotando en el aire es qué harán las autoridades. Sin embargo, mañana miércoles a las 9.30 ha, se realizará una reunión del Intendente Jorge Espejo acompañado del Concejo Deliberante, con toda la comunidad. Se espera que vecinos de Tudcum, Angualasto y Villa Iglesia se sumen a la convocatoria "Si logramos lo que se está por anunciar realmente, el beneficio también es para ellos, pero para los de la zona sur parece más importante la fiesta de la primavera", se desahogo otro vecino de Rodeo.
Por lo pronto, los vecinos no descartan nuevas movilizaciones y denuncian que, de seguir así, la situación puede transformarse en un conflicto mayor. La indignación no es solo por las tarifas, es por la falta de respuestas, la desigualdad y la sensación de ser ignorados en su propio territorio, ese mismo territorio que le da energía al resto de la provincia.
La polémica sigue abierta. Y lo único seguro es que el malestar en Iglesia no se apagará con promesas.
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