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El agua en Rodeo, una crisis que nadie resuelve y una comunidad abandonada

  • Foto del escritor: Diario Libre
    Diario Libre
  • 17 mar
  • 4 Min. de lectura

La falta de agua potable en Rodeo se ha convertido en un problema crónico que afecta a la vida diaria de los vecinos y pone en jaque el desarrollo de un pueblo que se promociona como “turístico”. Mientras la Unión Vecinal enfrenta deudas millonarias y solo el 45% de los usuarios paga el servicio, las promesas políticas quedan en la nada y las obras anunciadas nunca se concretan. Entre la desidia estatal y el esfuerzo institucional, la pregunta es una sola: ¿hasta cuándo los iglesianos aceptarán vivir asi?


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El agua potable, un derecho humano esencial, se ha transformado en un lujo en Rodeo. La comunidad enfrenta cortes prolongados, zonas que quedan sin suministro durante días y una escasez que se profundiza con el tiempo. Los motivos son diversos, infraestructura deficiente, bombas que se rompen, una gestión que no logra sostener el servicio y, sobre todo, la falta real de agua para potabilizar. Sin embargo, en lugar de encontrar soluciones, las autoridades locales y provinciales parecen mirar hacia otro lado, mientras los vecinos sufren las consecuencias.


El descontento de la población suele dirigirse a la Unión Vecinal de Rodeo, la institución encargada de regular y distribuir el agua potable en la localidad. Sin embargo, aunque la administración de la Unión Vecinal lucha incesantemente para poder proveer de manera eficaz el servicio, el problema va más allá, no se trata solo de quién maneja el servicio, sino de la falta de recursos hídricos disponibles para la potabilización. En otras palabras, aunque el servicio estuviera en manos de Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE) en lugar de la Unión Vecinal, el problema seguiría existiendo. No se trata de una mala gestión, sino de una falta estructural de agua que pone en jaque a toda la comunidad.


Pero hay algo que no se puede ignorar, la Unión Vecinal de Rodeo enfrenta una crisis financiera grave. Según los propios informes de la institución, la boleta de luz de la empresa de energía Naturgy (ex Energía San Juan) supera los 8 millones de pesos mensuales, mientras que solo el 45% de los vecinos paga el servicio de manera regular. Con estos números en rojo, la Unión Vecinal hace malabares para mantener las bombas funcionando y garantizar el suministro, aunque claramente no lo logra. Sin dinero para inversiones y con una población en crecimiento, el sistema está colapsado.


Lo más alarmante es que este no es un problema nuevo. Durante años, se han anunciado proyectos para solucionar la crisis hídrica de Rodeo y otras localidades iglesianas, pero ninguno ha dado resultados concretos. Entre las promesas incumplidas, dos proyectos se destacan por su nivel de inversión y su total inoperancia, el Acueducto El Tambillo y el Canal Agua Negra Tramo I.


El Acueducto El Tambillo fue presentado como la gran solución a la crisis hídrica del departamento. Su objetivo era proveer agua potable a Rodeo, Colola, Las Flores, Villa Iglesia, Pismanta, Bella Vista y El Tambillo. La obra incluyó la instalación de 55.000 metros de cañerías de distintos diámetros y se financió con fondos nacionales y provinciales por un monto de $647.227.940,42 (IVA incluido). Finalizó en 2022, pero hasta hoy no está en funcionamiento. ¿Qué pasó con esta obra? ¿Por qué nunca se activó? ¿Fue solo una promesa vacía del gobierno de Sergio Uñac para calmar a la comunidad? Nadie ha dado respuestas concretas, y mientras tanto, el acueducto sigue siendo un elefante blanco.

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El segundo gran proyecto anunciado fue el Canal Agua Negra Tramo I, que el gobernador Marcelo Orrego presentó en julio de 2024. Se trataba de una obra innovadora que prometía mejorar la conducción del agua de riego y reducir las pérdidas de caudal, que actualmente alcanzan un alarmante 42% del agua disponible. Con un diseño subterráneo, el canal también preveía bebederos para animales y la recuperación de bosques con especies nativas. La financiación provenía del Fideicomiso Minero de Veladero, con una inversión de $3.274.042.529,72 en su primera etapa.


Sin embargo, la obra nunca se ejecutó. ¿La excusa? La misma de siempre, la inflación y la devaluación hicieron que el dinero ya no alcance. Pero entonces, ¿dónde está ese dinero? ¿Se perdió? ¿Se usó para otra cosa? ¿La Municipalidad de Iglesia está presionando para que la obra se haga, o simplemente deja que la historia se repita sin intervenir? La falta de transparencia es alarmante, y mientras tanto, los vecinos, en muchas ocasiones se quedan sin agua.

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La gran pregunta que nadie responde es hasta cuándo los iglesianos seguirán tolerando este abandono. Es insólito que en pleno siglo XXI una comunidad tenga que sufrir cortes constantes de agua sin que ninguna autoridad ofrezca soluciones reales. Es inaceptable que se anuncien proyectos multimillonarios que jamás se concreten. Es absurdo que un pueblo con vocación turística no pueda garantizar el acceso al recurso más esencial para la vida.


La paciencia tiene un límite, y la comunidad iglesiana ya ha esperado demasiado. Es hora de exigir respuestas concretas y acciones inmediatas. El agua no es un lujo ni una promesa de campaña, es un derecho humano fundamental y es hora de que se respete.

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