Vicuña busca director de comunicación, ¿gestion transparente o maquillaje corporativo?
- Diario Libre

- 28 mar
- 3 Min. de lectura
La minera que ignora a proveedores y medios iglesianos ahora quiere “comunicar mejor”. ¿Un verdadero cambio o solo otra estrategia para tapar su falta de transparencia?

Vicuña, la empresa surgida de la fusión entre BHP y Lundin, acaba de anunciar que busca un director de comunicación para San Juan. La jugada no sorprende, después de años de ignorar a los actores locales y manejarse con un hermetismo digno de una corporación que teme rendir cuentas, ahora necesitan a alguien que haga de vocero oficial para intentar tapar el desastre comunicacional que han generado. La pregunta es inevitable, ¿realmente buscan mejorar el diálogo con proveedores, comunidades y medios, o simplemente quieren pulir su imagen sin cambiar nada de fondo?
La realidad es que Vicuña ha demostrado un desprecio sistemático por los medios iglesianos y los proveedores locales, eligiendo operar con una estructura comunicacional centralizada en la capital sanjuanina, donde los grandes medios solo cubren minería cuando hay algún escándalo o cuando se publica un comunicado corporativo pagado. Mientras tanto, en Iglesia, donde realmente se vive la minería y donde el impacto social y económico es tangible, los periodistas locales han sido sistemáticamente excluidos, sin acceso a información clara y sin respaldo de la empresa. La excusa es siempre la misma, "en la capital hay muchos medios", como si eso justificara el desprecio hacia quienes están en el territorio, conviven con los trabajadores y realmente saben lo que ocurre en los proyectos.
Pero el problema no es solo mediático. Los proveedores iglesianos han denunciado una y otra vez falta de transparencia en los procesos de contratación, nula comunicación sobre los planes de la empresa y una estrategia que solo favorece a grandes contratistas con conexiones en San Juan capital y Buenos Aires. Mientras tanto, las empresas locales, que cumplen con los requisitos, que han invertido y apostado por la minería en su propia provincia, siguen siendo dejadas de lado sin una explicación clara. No hay diálogo, no hay respuestas, no hay un canal real de comunicación entre Vicuña y los actores iglesianos que, irónicamente, son los que más dependen del desarrollo de estos proyectos.
Ahora, en un intento por maquillar su indiferencia, buscan a un profesional con un perfil de alto nivel, más de 15 años de experiencia, manejo de inglés avanzado, conocimientos en comunicación de crisis y estrategia digital. Todo muy bonito en el papel, pero inútil si la política de la empresa sigue siendo la misma. Porque el problema no es que no haya un director de comunicación, el problema es que Vicuña no quiere comunicarse. No quiere explicar por qué ignora a los proveedores iglesianos, no quiere justificar por qué margina a los medios del departamento, no quiere rendir cuentas sobre la forma en que maneja su estrategia de vinculación. Prefieren el silencio, la burocracia, la centralización en San Juan capital y la exclusión de los verdaderos protagonistas de la minería iglesiana.
Este nombramiento será una prueba de fuego. Si la nueva dirección de comunicación sigue sin abrir los canales de diálogo con Iglesia, si continúa destinando recursos solo a los medios y proveedores que le convienen y si persiste en su estrategia de ocultamiento, no habrá cambio real. Solo veremos a otro funcionario con un discurso cuidado, un par de conferencias bien preparadas y la misma indiferencia de siempre. Porque, al final, lo que está en juego no es la comunicación, sino la voluntad de Vicuña de reconocer que su relación con Iglesia ha sido, hasta ahora, un modelo perfecto de cinismo corporativo.
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